La esperanza surge de la dedicación de los médicos que se ocupan de mi enfermedad y del espíritu de colaboración de mi equipo médico, todos comprometidos con la comprensión de la ECD. Sus esfuerzos, junto con las respuestas positivas al tratamiento, me llenan de gratitud. Además, el apoyo de la ECDGA y de nuestra comunidad me levanta el ánimo, reforzando la creencia en el progreso y en un futuro mejor.

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